Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

jueves, 7 de diciembre de 2017

Ortografía para todos


Te voy a confesar una cosa, cada vez que público un post de este blog, a la par que lo subo a las redes, se lo envío a mis padres… Y siempre me envían su feedback, sobre todo el de mi padre, que más allá del contenido, me lleva dando caña y con razón desde aquel lejano otoño del 2014, respecto a la ortografía, la cual, mejore en 2015 al leerme 43 libros a cada uno más masterclass que el anterior. La cosa ha ido mejorando, pero te confieso, que ni de pequeño me aprendí bien los giros gramaticales, ni la acentuación, y lo he ido arrastrando hasta ahora. Tengo pánico a comerme una hache en el típico “ha comido” o los famosos “ahí, hay” o las ayudar a las esdrújulas a subir a la pasarela. Y no, los correctores no son infalibles.

Me he comprado cuadernillos con la teoría, con las leyes de la gramática, pero te reconozco que eran tales ladrillos, que acabaron formando parte de la gran muralla china de libros que amueblan la estantería del salón.

Y aquí seguía, más perdido que un pingüino en un ascensor, cuando de repente, el año pasado los cracks Josema Serrano y Juan de Sin Faltas lo petan con una tabla periódica, y mira que la tabla de símbolos químicos tampoco conseguí aprendérmela de pequeño, menudo año de rebeldía adolescencia le di a la profe de física y química…

Ahora la sorpresa, es el libro " Ortografía para todos”, que te reconozco que iba a ser el tocho de nuevo de 2+2… Pero ¡Qué va! Ni mucho, menos, reconozco que me ha dejado pillado, con la mosca detrás de la oreja, y mira que a diario me cuentan propuestas muy interesantes de hackear lobbys o disrumpir en un sector. Pues me da que, aquí tenemos un ejemplo, de algo que puede liarla mucho en la RAE, al tener la sensación de estar de cañas con Juanma y te va contando cotilleos lingüísticos, que te sorprenden uno tras otro, al no imaginarte las posibilidades que dan los elementos químicos.

Por primera vez en mucho tiempo, he hecho caso a un autor en su presentación, y no me he metido del tirón el almanaque entre pecho y espalda, si no, que he ido cotilleando a salto de página, sorprendiéndome gratamente los descubrimientos adquiridos, y es que al no ir de frente como van el resto de libros, pues tu ego se relaja y entiende que no está ante un examen de la antigua educación, si no, ante un aprendizaje de la nueva sociedad en beta que estamos construyendo, al recibir la info de forma relajada,  a la par que rigurosa. Más aún, cuando los datos cobran cada vez, más relevancia, de tal forma, que de poco sirve el bigdata o los smart contracts si lo que estamos metiendo en los chats de los que aprenden los algoritmos palabras con error gramaticales. 

Lo dicho, un libro para volver no solo a mapear la ortografía, si no, también para ponerte al día, porque, aunque parezca mentira la RAE sigue innovando sin pausa. 

PD: Decir que al mencionar en twitter a Sin Faltas, me han pasado al artículo corregido, lo cual agradezco, al ser uno de sus actividades claves como Startup, pero no lo voy a cambiar, excepto la corrección del nombre de Juan, que siempre pienso en su socio. ¿La razón de no cambiarlo? Sencilla, si no cambio las correcciones de mi padre, cómo voy a cambiar las  de otros. Con este blog no quiero sentar cátedra, ni tener un marketing perfecto, tan sólo refleja un aprendizaje, una rebelde imperfección constante y poco académica. Así que, como le digo a alguien cuando tropiezo con él, "lo siento, pero no por esta vez, si no, por la siguiente..." Es decir, prefiero ser coherente con mi ignorancia actual, que aparentar saber escribir bien.

DP: acepto invitar a una caña por cada incorrección gramatical que aciertes.  


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