Gonzalo Osés

Gonzalo Osés

martes, 29 de marzo de 2016

Felicidad el mantra de la revolución industrial


Ayer Esther Mucientes publicaba un artículo en el periódico El mundo sobre por qué somos tan felices en las redes sociales. Cuando todos sabemos que no estamos en ese estado de alegría y sonrientes todo el día.

En la cultura occidental el termino felicidad se acuño en el siglo XIX, ¿eso quiere decir que antes no eran felices? ¿Tantos millones de personas que vivieron con total intensidad y no fueron felices? ¿Cómo puede ser? Pobrecillos que insensatos…

Puede que fuera porque en la cultura occidental dominada por la religión cristiana, recordemos que al rey lo nombraba el Papa, el objetivo vital era ser bueno para no ir al infierno y salvar nuestra alma… Vale que es un reduccionismo, pero son divagaciones de bloguero.

Para algunos la felicidad existe de la misma forma que existe la cordura, y las persona son felices y/o cuerdas… Ok lo compro, pero me atrevo a dudar de la mayor, es muy curioso que la aparición de la palabra felicidad, coincide con la revolución industria, y se eleva a mantra con el fordismo, al trabajar los empleados fabricando coches, que pudieran comprar asequibles, para que pudieran comprar cosas para ser felices; y si tenían problemas de liquidez podían hipotecar su coche, no vaya a ser que no pudieran ser felices.

Es decir, creo que la felicidad es la zanahoria que nunca alcanzamos, pero ansiamos desde que vamos a la escuela y nos forman para ser felices… Acepto, la alegría como un estado reconocible, pero me declaro oficialmente agnóstico de la felicidad, los datos no dicen que exista, es más tener fe en ella, un sentimiento interno que a veces experimentamos, pero a veces, no siempre.

Ahora en plena revolución de la nueva economía digital, del golpe de estado de la tecnología, los europeos asistimos desnortados ante tal cambio, y al sacarnos de la zona de confort, recurrimos a los coach para que nos ayuden a entender cómo ser mejores trabajadores, líderes, compañeros… Y la solución que nos plantean es el mindfulness o la atención plena, el ser plenamente conscientes del aquí y el ahora… Si profundizas la cortina de humo marketiniana, llegas a la práctica, a la meditación, al yoga, en definitiva al budismo. Práctica que hacia el gran gurú Steve Jobs…


El mundo está cambiando, y nosotros también estamos cambiando, es el momento, de desechar el mantra de la revolución industrial y elaborar o adoptar otros mantras, porque la felicidad y su búsqueda activa nos agotan en un nuevo mundo donde se nos va a exigir ser la mejor versión del hombre renacentista

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